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Brochetas de lujo en un espacio encantador

Hoy en día parece que la combinación de alta cocina de chef de renombre y precio asequible es algo totalmente incompatible. Normalmente, si te quieres sentar a la mesa a disfrutar de los manjares creativos de los maestros de los fogones tienes que desembolsar un mínimo de dos ceros. Por ello, os voy a proponer un lugar fantástico, decoración original, servicio excelente, productos de calidad, creatividad a raudales y ubicación privilegiada por un módico precio. Todos estos calificativos van dirigidos al restaurante Yakitoro del prestigioso y bien conocido cocinero Chicote.

El restaurante Yakitoro es uno de los restaurantes de moda de la capital, sin lugar a dudas. Una prueba fiable son las grandes críticas que había tenido la oportunidad de leer y la dificultad a la hora de reservar mesa, aunque sea un día entre semana.

Pero tienes la ventaja de que reservan solo el 70% de su capacidad, es decir, si llegas pronto puedes acceder a una mesa si se encuentran vacías.

Elegimos un miércoles cualquiera para darnos un homenaje y visitar el templo de las brochetas de Chicote. Llegamos sobre las 8 de la tarde para no tener problema en tener una mesa, ya que no conseguimos reservar (cierto es que llamamos un día antes). Comienza la primera sorpresa al divisar el interior de las enormes y elegantes cristaleras que ofrecen una panorámica de su interior: gran parte del salón estaba completo.

Accedimos al interior, observando una de las principales características del restaurante: su único secreto son las recetas. En Yakitoro puedes está todo a la vista. Su concepto diáfano, repleto de cristaleras, reflejan la transparencia que promueve Chicote.

Nos acercamos al mostrador para pedir mesa y nos informaron, muy atentamente, que podíamos disponer de una mesa hasta las 10. Nos presentaron a nuestra camarera, Maribel, que resultó ser de lo más atento y amable que puede haber. Nos acompañó a nuestra mesa mientras mis ojos se iban empapando de la curiosa decoración del local.

yakitoro

Acción en la cocina

La cocina formaba el centro neurálgico del salón. Además de estos fogones, el restaurante cuenta con otra cocina para elaborar demás productos, que se encuentra junto a la entrada y, en la línea de todo el restaurante, está a la vista del consumidor.

Dos grupos de fogones al descubierto, custodiados por varios cocineros, que preparaban las conocidas brochetas del restaurante.

Además de estos fogones, el restaurante cuenta con otra cocina para elaborar demás productos, que se encuentra junto a la entrada y, en la línea de todo el restaurante, está a la vista del consumidor.

Lo que primero llamó mi atención es el gran número de trabajadores con los que cuenta el restaurante. Además de la clara potenciación de empleo por parte del chef, ayuda a que estés en todo momento atendido y los camareros trabajen en armonía. Hecho que aprecias al instante. Todos muestran un gesto relajado y sonriente, se ve que disfrutan con su trabajo, y así lo transmiten en su manera de llevar a cabo sus labores. Mi enhorabuena al empleador y a todos los empleados.

La decoración de todo el restaurante es sencillamente impecable. Elementos reciclados escalan por las paredes hasta cubrir el techo, tejiendo un aspecto de lo más abstracto. Las mesas, de madera maciza, son de los mejores elementos del restaurante. Las mismas cuentan con un hueco en el centro en el que se introducen hielos y las respectivas cervezas que elijas. Está pensado para que no se caliente ese manjar que los españoles bebemos a temperatura gélida: la cerveza. ¡Un acierto! Junto a ella, hay otro compartimento, donde poder guardar tus abrigos, bolso y demás elementos que te estorbe, para disfrutar tan sólo de la compañía y de los célebres yakitoros.

carta

Yakitoro es el nombre que Chicote ha querido dar a sus brochetas. Se dividen en diferentes categorías: del agua, de la tierra, de la granja y de la finca.

Intentamos probar un poco de cada uno, aconsejándonos Maribel sobre la cantidad a elegir, y nos quedamos sumamente satisfechos. Aquí os dejo su carta para que veáis la gran variedad de platos con los que cuenta el restaurante. Pedimos un total de 6 yakitoros que compartimos, a un precio medio de 5 euros. Nos sorprendió de sobre manera “Disco de arroz tostado, salsa especiada de tomates y huevo frito” y “Entrecostillas de wagyu lacado”. De acompañamiento elegimos “Patatas fritas en tempura con salsa de sésamo tostado”. Exquisito.

comida yakitoro

A pesar de que nos habíamos saciado con nuestra elección, la tentación se tornó en dulce. Y caímos. “Chocolate con churros” y un sorprendente y visual “Yakitoro de marshmallow” fue un gran colofón final.

postre yakitoro

Cuando salí del restaurante era más feliz que antes de entrar. Porque sí señores, el comer da la felicidad. Y cuando lo haces en un gran restaurante como el Yakitoro todavía más. Si no lo conoces, levanta el teléfono para reservar ¡ya! O si lo prefieres acércate a la calle Reina 41, aledaña a la conocida Gran Vía.

MurZielaGa

Periodista, emprendedora y mamá a full time. Amante de las series y los libros en general y del suspense en particular. Fotógrafa amateur y enganchada a eso de la tinta en todas sus versiones. Cabezota, indecisa y con grandes dosis de ironía. ¿O no?

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