Excursiones desde Luxemburgo, cómo combinar una escapada a la ciudad

Si algo tiene Luxemburgo es que todo está cerca. Es pequeño, tranquilo y tan fácil de recorrer que lo raro sería no salir a explorar sus alrededores. Por eso, hacer excursiones desde Luxemburgo es lo mejor que puedes hacer una vez hayas pateado su casco antiguo.

Nosotros pasamos dos días en la ciudad por Navidad y después seguimos viaje por el valle del Mosela, con parada en un castillo de cuento, pueblos preciosos, una escapada a Colonia y un final entre ruinas romanas en Trier. Fue una ruta corta, variada y de esas que salen redondas: sin prisas, sin madrugones imposibles y con un paisaje distinto cada día.

Así que si estás planeando qué ver cerca de Luxemburgo, aquí te cuento lo que hicimos nosotros con horarios, precios y algún que otro consejo más que te vendrá bien para tu viaje. Además, te contaré otras escapadas en los alrededores de Luxemburgo que barajamos hacer pero que nuestro tiempo no dio para más. ¡Pero son las más populares que hacer si cuentas con más días por la zona!

Hay castillos bonitos, y luego está Burg Eltz. ¡Qué pasada! Nos sorprendió y nos gustó muchísimo, la verdad.

Situado en pleno valle del Mosela, este castillo parece sacado de una película de fantasía. No lo ves hasta que casi lo tienes encima: aparece entre los árboles, con sus torres puntiagudas y un puente de piedra que cruza el río. Es tan fotogénico que cuesta creer que sea de verdad.

Lo curioso es que sigue perteneciendo a la misma familia desde hace más de 850 años, y, según cuentan (nosotros no pudimos entrar), dentro todo se conserva con un nivel de detalle que sorprende: tapices, muebles, retratos y esa humedad de piedra que huele a historia de verdad, no a museo.

Ir hasta allí desde Luxemburgo es facilísimo. En coche se tarda una hora y media y el trayecto por el valle del Mosela ya es un regalo en sí mismo: viñedos, pueblos con casas de madera y carreteras que parecen dibujadas para disfrutar del viaje. Se puede aparcar arriba y desde allí hay un sendero de unos 15 minutos hasta la entrada. Es cuesta arriba a la vuelta, aviso, pero merece la pena. Si prefieres ahorrarte el paseo, hay un minibús que te deja justo delante por unos 2 €.

El castillo de Burg Eltz abre aproximadamente de abril a noviembre, de 9:30 a 17:30, y solo se puede visitar con guía (en alemán o inglés, aunque dan folleto en español). La entrada cuesta 14 € los adultos y 7 € los niños, y la visita guiada dura unos 45 minutos. ¡No se pueden hacer fotos dentro!

Si no entras, podrás hacer el paseo y ver el castillo por fuera. Así que aunque te coincida que no está abierto al público, merece la pena verlo por fuera como nos pasó a nosotros.

Para verlo bien, calcula unas dos horas en total: paseo, visita y fotos. Si vas temprano, antes de las 10 de la mañana, podrás disfrutarlo casi vacío.

💡 Consejo: lleva calzado cómodo, porque el sendero puede resbalar si ha llovido, y una botella de agua en verano.

Fue, sin duda, la excursión desde Luxemburgo que más nos impresionó. No solo por el castillo, sino por el entorno. De esos sitios en los que no hace falta entender la historia para quedarte con la boca abierta.

Después de visitar Burg Eltz, seguimos carretera abajo por el valle del Mosela, una de esas zonas que te reconcilian con la conducción lenta. No hay prisa posible. El paisaje es tan bonito, viñedos que trepan por las colinas, ríos que parecen espejos y pueblos que parecen maquetas, que te va a pasar como a nosotros y vas a querer parar en cada esquina. Aunque te aviso que como lo hagas, no avanzar. 🤣

Nosotros hicimos varias paradas improvisadas, y te confieso que fue una de las partes del viaje que más disfrutamos.

Cochem fue la primera. Es el pueblo más famoso del Mosela, y lo entenderás en cuanto pongas un pie en su casco antiguo: calles empedradas, casitas de entramado de madera y un castillo que se asoma desde lo alto, reflejándose en el río. Hay tiendas, cafeterías y un paseo fluvial ideal para estirar las piernas. Si viajas en verano, puedes incluso hacer un pequeño crucero por el Mosela desde allí.

Después vino Beilstein, más pequeño y mucho más tranquilo. A veces lo llaman la perla del Mosela: tiene cuatro calles contadas, pero todas son de postal. Un café en su terraza junto al río y te reconcilias con la vida. Si te alojas por la zona, es un sitio perfecto para pasar la noche.

Por último, llegamos a Bernkastel-Kues, que es lo más parecido a un pueblo de cuento que vas a encontrar en Alemania. Fachadas inclinadas, balcones con flores y ese aire de lugar en el que no pasa nada y por eso mismo no quieres irte. Es también el sitio perfecto para probar el vino Riesling, que dicen que está muy bueno. Nosotros no nos dio tiempo a disfrutar de ninguna bodega pero es una actividad bastante recomendada.

Para recorrer varios pueblos del Mosela desde Luxemburgo basta con un día entero o, si vas con calma, una noche en alguno de ellos. Todo está muy cerca: de Luxemburgo a Cochem son unas 2 horas en coche, y entre un pueblo y otro hay apenas 20 o 30 minutos.

Una cosa así extra, sobre todo si te pilla algún festival o la Navidad es que lleves efectivo, porque muchos bares y tiendas pequeñas no aceptan tarjeta. Y si viajas en verano (y en Navidad también), reserva alojamiento con antelación: el Mosela es un secreto a medias, pero cada vez más conocido.

El valle del Mosela fue, sin duda, la parte más relajada del viaje. Nada de colas, nada de estrés. Solo paisajes, tranquilidad y la sensación constante de que la vida puede ir más despacio.

Después de varios días entre pueblos tranquilos y castillos escondidos, llegar a Colonia fue entrar en nuevo frenesí. De repente, coches, tranvías, olor a pretzel y una catedral que parece una montaña negra en mitad de la ciudad.

Y no exagero: la Catedral de Colonia mide 157 metros y es la principal razón por la que la ciudad alemana es una de las excursiones desde Colonia imprescindibles. Es sencillamente preciosa y destaca entre todos los perfectos edificios de la ciudad, haciendo que Colonia sea una auténtica ciudad sacada de un cuento clásico alemán. Subir a la torre cuesta 6 €, pero son más de 500 escalones y la vista del Rin compensa el resuello.

Más allá de la catedral, Colonia tiene un casco antiguo lleno de vida, con casas de colores, tiendas curiosas y muchas cervecerías donde probar la Kölsch, la cerveza local. Se sirve en vasos minúsculos de 0,2 L y los camareros no te preguntan si quieres otra: te la ponen hasta que tapes el vaso con el posavasos. Muy eficiente.

En Navidad, Colonia se transforma. Sus mercadillos navideños son de los mejores de Alemania: enormes, decorados hasta el último detalle y con ese olor a canela y vino caliente que te persigue por toda la ciudad. Nosotros fuimos en esa época y fue imposible no entrar en modo película navideña.

Cómo llegar desde Luxemburgo

Son unas 2 horas y media en coche, o 3 en tren con una conexión intermedia (hay varias líneas diarias). Nosotros fuimos en coche porque veníamos del Mosela y queríamos libertad de horarios.

Si puedes, haz noche en Colonia: un día se pasa volando y así aprovechas para verla de noche, cuando la catedral se ilumina y el ambiente en las calles cambia radicalmente.

Recuerda si visitas Colonia en invierno lleva ropa muy abrigada: el viento del Rin corta.

Colonia fue ese tipo de parada que no esperas disfrutar tanto. Y al final acabas pensando: “oye, pues me quedaba otro día”.

Única foto decente de Trier porque se me rompió la cámara

De todas las excursiones desde Luxemburgo, Trier es la más sencilla y una de las más interesantes por la cantidad de historia que esconde. Está a menos de una hora de Luxemburgo y tiene ese equilibrio perfecto entre historia, tamaño manejable y ambiente local. Es una ciudad pequeña, pero con más de dos mil años de historia.

Trier fue una de las capitales del Imperio Romano, y eso lo vas a notar nada más aparcar el coche. Empieza por la Porta Nigra, una de las puertas romanas mejor conservadas del mundo. No solo es impresionante verla desde fuera: puedes subir por dentro y asomarte a las murallas para tener una de las mejores vistas del casco antiguo.

A cinco minutos andando está la Basílica de Constantino, una nave de ladrillo enorme construida como sala del trono del emperador. A día de hoy se usa como iglesia protestante, pero conserva ese aire monumental que te deja con la boca abierta. Muy cerca tienes las termas imperiales, que muestran cómo era la vida cotidiana en tiempos de los romanos: túneles, calderas, piscinas. Nos alucinó bastante el tamaño que tienen. La pena es no tener registro con la cámara porque se nos cayó al suelo el día anterior y empezaron a salir borrosas…

El centro de Trier es muy fácil de recorrer a pie. En apenas unas horas puedes visitar los principales monumentos y todavía tener tiempo para comer tranquilo en el Hauptmarkt, la plaza principal, rodeada de casas de colores y terrazas animadas. ¡Nosotros comimos ahí aprovechando que había un mercado! Si te queda hueco, prueba una porción de Apfelstrudel (pastel de manzana) en alguna de las cafeterías antiguas del casco viejo.

• Si sois varios y queréis conocer la historia de la ciudad, quizás os interese este tour privado por Trier con guía en español y exclusivo para vosotros.

Consejo práctico: si viajas de Luxemburgo a Trier en coche el aparcamiento del Zurlaubener Ufer (ahí aparcamos nosotros), junto al río, cuesta poco y está a unos diez minutos andando del centro. También hay trenes directos desde Luxemburgo cada hora, así que si prefieres moverte en transporte público, es una excursión desde Luxemburgo comodísima incluso sin coche.

Si te interesa la historia reciente, Trier también es la ciudad natal de Karl Marx, y su casa-museo está abierta al público. No diría que es es imprescindible, pero puede ser una parada curiosa.

Así que en total te diría que podrías dedicar medio día o un día a Trier, como mucho. Nosotros lo hicimos de camino de vuelta hacia Luxemburgo, y fue un cierre perfecto para la ruta: ruinas romanas, un paseo tranquilo y la sensación de que cada parada del viaje había tenido un tono distinto.

Trier es una de esas excursiones desde Luxemburgo fáciles y cerca. Así que apúntatela si no quieres hacer muchos kilómetros.

• Si no quieres alquilar un coche en Luxemburgo, puedes reservar esta excursión a Trier desde Luxemburgo con guía en español.

Si solo vas a hacer una excursión desde Luxemburgo, una gran opción podría ser Vianden. Es uno de los pueblos más famoso del país y una estampa muy típica cuando alguien piensa en Luxemburgo: castillos impecables, paisajes verdes y mucha tranquilidad.

El castillo de Vianden se alza sobre una colina, vigilando el valle del río Our. Se construyó en el siglo XI y fue restaurado hace no demasiado así que dos cosas buenas: una no te lo vas a encontrar en obras y dos, está en perfecto estado.

Precio y horarios del Castillo de Vianden

Por dentro, la visita guiada recorre salones medievales, torres, capillas y exposiciones sobre su historia. La entrada cuesta unos 10 € (gratis con la Luxembourg Card), y se puede visitar a diario de 10:00 a 18:00 h. Te dejo la página oficial del Castillo de Vianden para que consultes los horarios por si cambian en algún momento.

Cómo llegar al Castillo de Vianden

Para llegar, basta con coger un tren desde Luxemburgo ciudad hasta Ettelbruck, y allí un autobús directo hasta Vianden. Lo mejor de esto es que ambos transportes te saldrán gratis, ya que en Luxemburgo el transporte es gratuito. Eso sí, ten en cuenta que en total, tardarás una hora y cuarto. Si tienes coche, se tarda un poco menos.

Si vas en verano, puedes subir en telesilla hasta la parte alta del castillo y bajar andando entre bosques y vistas que seguramente te van a merecer la pena. Yo te confieso que no soy muy de telesillas, ni teleférico, ni nada de eso, pero igual a ti sí te apetece. Este plan podrá molar bastante si viajas con niños o si te quieres hacer algo diferente.

Otra de las excursiones desde Luxemburgo que merece la pena es Clervaux, un pequeño pueblo al norte del país que combina historia, naturaleza y arte. Aquí el ritmo baja del todo.

Su castillo blanco, del siglo XII, parece sacado de una maqueta, y dentro guarda una de las exposiciones fotográficas más importantes del mundo: The Family of Man, de Edward Steichen. Son más de 500 fotografías de autores de todo el planeta, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Solo por eso, ya vale la visita. ¡Me quedé con muchísimas ganas de verla la verdad! Pero como sabes, viajamos a Luxemburgo en Navidad con niñas, así que nos comió mucho tiempo el tema mercadillos. Además, el ritmo fue el justo y necesario para disfrutar de este viaje con tranquilidad.

Clervaux es diminuto, pero muy agradable para pasear. Puedes subir a la abadía de St. Maurice, donde todavía viven monjes, y disfrutar de unas vistas impresionantes del valle.

Se llega fácilmente en tren directo desde Luxemburgo ciudad (una hora y poco, gratuito). Si vas en coche, la carretera dicen que es una de las más bonitas del país, con curvas suaves entre montes y pueblos que parecen sacados de un cuadro.

💡 Consejo: Clervaux es ideal si te apetece una excursión desde Luxemburgo tranquila, sin turistas y con un toque cultural.

Si te apetece un cambio de escenario y desconectar del asfalto, apúntate Echternach. Es la ciudad más antigua del país y la puerta de entrada a la región de Müllerthal, conocida como la Pequeña Suiza Luxemburguesa.

Aquí lo importante no es tanto el pueblo (aunque su casco antiguo es precioso), sino los alrededores: bosques densos, cuevas naturales, pasarelas de madera y cascadas escondidas entre rocas cubiertas de musgo.

Cascada de Schiessetumpel, una visita típica a los alrededores de Luxemburgo

La más famosa es la cascada de Schiessentümpel, una triple caída de agua con un puente de piedra que parece sacado de un cuento.

Desde Luxemburgo ciudad hay autobuses directos y, cómo no, gratis. En coche se tarda unos 45 minutos. Es una de esas excursiones desde Luxemburgo ideales si te gusta caminar: hay rutas de todos los niveles y miradores preciosos.

Consejo: lleva calzado impermeable y algo de picoteo. Las rutas están bien señalizadas, pero no abundan los bares.

Bourscheid no tiene la fama de Vianden, pero su castillo ofrece probablemente las mejores vistas de Luxemburgo. Está en lo alto de una colina rodeada de bosques y el valle del Sûre a sus pies. No me digas que no es un castillo digno de Disney.

Se construyó hacia el año 1000 y fue restaurado recientemente. La entrada cuesta unos 5 €, y también está incluida en la Luxembourg Card. Dentro se puede hacer la visita con audioguía (disponible en español), y desde las murallas se tienen unas vistas espectaculares del entorno. Te dejo su página oficial para que tengas actualizado tanto precios como horarios.

Está a una hora de Luxemburgo ciudad, y puedes combinarlo fácilmente con Clervaux o Vianden si viajas en coche.

Si estás planeando hacer varias excursiones desde Luxemburgo, elegir bien dónde dormir es casi tan importante como la ruta en sí. Las distancias son cortas, sí, pero merece la pena tener una base cómoda y, si puedes, hacer noche en algún punto de los alrededores para saborear el viaje sin prisas.

Nosotros, en Luxemburgo, nos alojamos en un apartamento céntrico que ya no está disponible, pero si tuviera que repetir, me quedaría por la zona de Ville Haute o cerca del barrio de Gare. Son las dos áreas más prácticas para moverte a pie, con todo a mano y perfectamente conectadas por transporte público gratuito.

Si buscas alojamiento en Luxemburgo ciudad, hay tres opciones muy recomendables:

🏨 Hotel Simoncini – moderno, céntrico y con desayuno estupendo. Ideal si quieres estar en pleno centro sin dejarte medio presupuesto.

🛏️ Hotel Parc Beaux-Arts –  a un paso del Palacio Ducal, con ese aire clásico de los hoteles de toda la vida y una ubicación insuperable. Eso sí, no es precisamente barato.

💰  Youth Hostel Luxembourg City  – económico, limpio, con vistas al Grund y desayuno incluido. Perfecto si buscas algo funcional y no te importa compartir habitación.

Luxemburgo no es un destino barato, pero la mayoría de hoteles incluyen desayuno y los fines de semana suelen ser más baratos porque el turismo de negocios desaparece.

Para quienes siguen la ruta hacia Alemania, dormir en el valle del Mosela es un planazo. Nosotros elegimos Cochem después de visitar los pueblos del Mosela y fue un acierto: tiene ambiente, tiendas, restaurantes y un castillo que se ilumina al caer la tarde. El apartamento en el que dormimos era pequeño, muy céntrico y con vistas. Básico, pero de esos sitios en los que da gusto volver después de un día de excursión.

👉 Puedes verlo aquí: Burghaus Cochem.

Si viajas en diciembre, reserva con antelación. Los pueblos del Mosela se llenan por los mercadillos navideños.

Y si tu itinerario incluye Colonia, haz noche allí. Lo agradecerás. Es una ciudad grande, con mucho que ver, y aparcar en el centro es un pequeño deporte de riesgo. Nosotros dormimos en el Premier Inn Köln City Mediapark y fue comodísimo: hay un parking público enorme justo enfrente y una parada de tranvía al lado del hotel que te deja en la catedral en apenas cinco minutos.

👉 Puedes ver el hotel aquí: Premier Inn Köln City Mediapark.

Las habitaciones son enormes, silenciosas y con camas que parecen nubes. Además, el desayuno está genial pero es bastante caro. Así que te recomiendo que desayunes fuera. Justo al lado del hotel hay una cafetería que está bastante correcta y con tipos de desayuno variados.

En resumen: si planeas hacer excursiones desde Luxemburgo, mi consejo es usar la capital como base y ampliar con una o dos noches en alguno de los destinos de la ruta. Así aprovechas más, conduces menos y ves tanto ciudad como paisaje sin sentir que estás haciendo mudanza cada día.

Estas cuatro paradas son perfectas para quienes prefieren quedarse dentro del país. Lo bueno de Luxemburgo es que todas las excursiones desde la capital se hacen en menos de hora y media, y cada una ofrece algo distinto: castillos, senderos, arte, vino o simplemente silencio.