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Estimada sra. Alcaldesa de Madrid,

Una semana llevamos contaminando nuestros pulmones con un humo incesante, proveniente del vertedero ilegal situado en las imediaciones de la A-3 entre Madrid y Rivas. Después de miles de llamadas al 010, al 112 y demás teléfonos de tres cifras, los concejales de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, Villa de Vallecas y de Rivas, se han comprometido a apagar el fuego que lleva latente desde el pasado 27 de junio (y parece que ya está hecho).

Con lo que se concluye que los vecinos del Ensanche de Vallecas y de Rivas Vaciamadrid llevamos aspirando ese humo espeso y nauseabundo sin solución durante más de una semana. Humo que se ha colado en nuestras casas como un invitado indiscreto y que se ha adueñado de nuestros pulmones para pisotear nuestra salud.

Con el sofocante calor en Madrid, es inevitable abrir las ventanas por la noche intentando buscar una bocanada de aire fresco que libere el infierno de nuestras residencias. A cambio de poder dormir ventilando nuestro hogar, nos acortamos la vida un poco más porque a unos les da la gana de no poner solución a un problema que remonta desde el año 2008.

El humo era tan fuerte que algunos optaron por cerrar las ventanas y no dormir y otros, kamikazes de la integridad, las abrimos para dormir con una camiseta cubriendo nuestra nariz y boca. ¿Esto es calidad de vida o es una situación digna de un país tercermundista? Los telediarios amedrentan a la población hablando de la situación griega cuando aquí tenemos problemas peores. Vende más los devenires ajenos que los problemas de unos ciudadanos que han tenido la suerte de caer al lado de unos desalmados que queman sus basuras en un terreno aledaño al barrio.

Las quejas desde 2008 por parte de la Asociación de Vecinos del Ensanche han sido incesantes e ignoradas por el gobierno de la Comunidad y Ayuntamiento. Han denunciado la insalubridad del aire, llegando a producir problemas pulmonares, picor en los ojos y otras dolencias que los vecinos han denunciado, condenados al abandono más absoluto. Muchas veces nos preguntamos por qué han aumentado los casos de cáncer y demás enfermedades en este siglo XXI y quizás las respuestas las tengamos ante nuestros ojos. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

La pasada semana los bomberos extinguían el fuego y volvía a prender porque al parecer la montaña de deshechos era tan grande que su punto de ignición estaba demasiado profundo y el agua no hacía nada. Pero al parecer, cientos de miles de vecinos aspirando todo tipo de gases tóxicos no son lo suficiente importantes como para poner solución de inmedito. Nuestra salud no vale lo suficiente como para movilizar a quien sea con una excavadora y acabar con el problema de raíz. Cuando los fuegos afectan al sistema nervioso de la economía española, el ejército está ocioso y puede acudir. Al estar en juego la vida de cientos de miles de personas no importa. De hecho en el mundo somos muchos, así que unos poquitos menos viene hasta bien para el índice de paro.

Todo el mundo se merece una vivienda digna, empezando por los que sudamos la gota gorda para pagar la nuestra. Los que nos deslomamos cada día para poder llegar a final de mes. Los que jugamos al tetris para encajar las piezas y pagar todos los impuestos que nos ahogan. ¿Pero para qué? Si a la hora de la verdad nos están matando.

La esperanza es lo único que no se pierde, y ya que aquí hemos podido evitar a la de E mayúscula, señora Carmena no haga usted oídos sordos a nuestras reclamaciones. Ni a la voz de auxilio que elevaremos el próximo martes 7  en la Plaza de la Constitución de Rivas Vaciamadrid a las ocho de la tarde.

No voy a soñar con un Pau plagado de bosque, sin latas oxidadas que los incívicos se empeñan en tirar. No voy a implorar tener un barrio donde los hierbajos sean una constante en los paisajes. No voy a pedir ver bancos nuevos y sin astillas. Sé que Vallecas no importa tanto a ustedes, señores políticos, como las zonas nobles de Madrid. Sé que Vallecas no es la cara de Madrid, somos sus entrañas. No se ven, pero se sienten. Y son igual de necesarias e importantes que cada uno de los órganos que componen ese imponente cuerpo que es Madrid.

Nos han robado los sueños, señora Carmena, ¿nos los va a devolver usted? Por lo menos, hago una llamada de humanidad a su persona para que ponga fin a esa tortura, a la agonía diaria de aguantar humo, olores y toxicidad en nuestro barrio. Porque no es un sueño, es una verdadera pesadilla.

 

                Araceli Rodríguez

MurZielaGa

Periodista, emprendedora y mamá a full time. Amante de las series y los libros en general y del suspense en particular. Fotógrafa amateur y enganchada a eso de la tinta en todas sus versiones. Cabezota, indecisa y con grandes dosis de ironía. ¿O no?

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