Si la decepción inunda tu corazón, eso es que has visto el capítulo «La montaña y la víbora». O por lo menos a mí me ha pasado. Desde mi más humilde opinión, me ha parecido un capítulo más flojo con respecto a los demás, y sobre todo, con respecto a lo avanzado de la temporada. En ésta me había acostumbrado a grandes diálogos que dibujan en tu corazón una perpetua relación con ciertos personajes. Y en «La montaña y la víbora» veo esa falta de chispa, una cierta carencia de rotundidad. No sé, me ha dejado más fría de lo que esperaba. Aunque será vital para el desenlace de esta temporada en cuanto a lo que la historia se refiere.
En esta nueva entrega de Juego de Tronos, Sansa se marca un monólogo conmovedor y convincente, que ha dejado con la boca abierta hasta el propio Meñique. Su personaje adquiere un importante y diferente cariz que ya veremos los derroteros por los que discurrirá.
Uno de los puntos negativos es que pasada la media hora, nada sabemos de los protagonistas que dan nombre al capítulo y de los que se podría haber sacado más jugo. Parece como si se relegase el combate a un segundo plano, restando importancia al mismo.
Por otra parte, en el Muro siguen sin avanzar demasiado las cosas y, aunque me está resultando un poco pesado, espero que cambie en la siguiente entrega de la serie.
El sexo es uno de los colores que tiñen con perpetuidad Juego de Tronos, y este capítulo no iba a ser menos. Aún así el carácter sexual del pobre Gusano Gris me sobraba, porque intuyo que no llegará a ninguna parte. Está claro que es una de las señas identificadoras de la serie, pero cierto es que a veces el sexo circula a marchas forzadas.
No vamos a ahondar en los aspectos de la serie que difieren del libro, aunque a los lectores nos puedan gustar más o menos ciertos cambios. El único pero sería que, aún siendo consciente de que Canción de hielo y fuego es en general un relato interminable y difícil de llevar a la telerrealidad, considero que lo ideal sería que se extendiesen en historias complejas y de más profundidad, que explican en los libros. Y por el contrario, eliminar ciertas escenas editadas para vender el producto.
¿A vosotros qué os ha parecido?