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El Ayuntamiento de Madrid ha instalado nuevos parquímetros para facilitar el pago a sus ciudadanos de la zona azul y verde que recorre la ciudad. Todos deberíamos estar agradecidos a la señora Ana Botella por hacer nuestra vida más sencilla y práctica. Así no tendrás que molestarte en estar recopilando durante una semana un millón de monedas si el fin de semana te quieres acercar al centro en coche, ya que los nuevos dispositivos aceptan tarjetas. Y como todo lo que ha hecho esta bella dama, está bien pensado, con cabeza, y funciona a la perfección.

Los nuevos parquímetros de la ciudad de Madrid son una auténtica basura. No voy ni a mencionar el desorbitado precio que hay que pagar por aparcar en la ciudad, después de que te gastes otro millón de euros en gasolina para encontrar aparcamiento. Puede ser que esto sea una nueva manera de incentivar el transporte público. Estaría bien si el metro, cercanías y autobuses de la Comunidad de Madrid tuviesen precios populares, pero ha subido un 200% en la última década. Con lo que se resume: aquí siempre ganan los mismos.

Os explico el funcionamiento del nuevo timo de la estampita de Mrs Anne Bottle. Son unos cacharros enormes, con teclado como de ordenador y donde puedes pagar con monedas, tarjetas (monedero o bancaria). Las teclas de ordenador tienen sentido porque has de meter tu matrícula para que cuando se te acabe el tiempo máximo (4 horas), no puedas echar más monedas y tengas que cambiar tu coche de distrito. El consejero que recomendó a la señora Botella de esta idea, debió ser el mismo que la alentó a dar un discurso para conseguir las Olimpiadas.

parquímetro

La hucha particular del Ayuntamiento de Madrid

Encontrar una plaza de aparcamiento en Madrid en horario comercial es más complicado que te topes con un billete de 5 euros en la calle. Así que ahora el más difícil todavía. Si aparcas, no puedes alegrarte del todo si tu estancia va a ser larga, es una especie de júbilo contenido. Al final, si vas a pasar el día en el centro, tenéis que aparcar el coche directamente en un parking.

La anterior reflexión es el modo «ideación» de los nuevos parquímetros. Ahora vamos con el impecable y sencillo funcionamiento de los mismos. Bien, con gran sorpresa, he descubierto varios tipos de parquímetros. Unos te dan papel impreso para tu coche, otros no… pero lo que tienen en común todos es que funcionan como las mierdas. Lo que es un nuevo handicap para la bazofia de proyecto que pretendía ayudar al ciudadano.

Ayer mismo, al salir de trabajar, tuve que acercarme a la zona de Atocha. Sin creérmelo, encontré aparcamiento junto al local que tenía que visitar. Casi dando palmas con las orejas, me acerqué a la máquina del infierno a sacar el ticket. Después de pulsar varias veces las teclas digitales para que se enciendan (siempre tardan un huevo y parte del otro) logré introducir mi número de matrícula (hay veces que algunas teclas están apagadas y no las puedes marcar las letras) y comencé a proceder al pago. Viendo que sólo tenía 10 euros en billete, elegí tarjeta bancaria. No os lo vais a creer, pero juro que es cierto. ¡La ranurita no quería comerse mi plástico! Estaba estropeada. Como mujer de cromagnon, volví a intentar todo el proceso, presionado para introducir la tarjeta a la fueza, pero nada.

Avispada como yo sola, procedí a la inspección del resto de salpicaderos a ver si tenían ticket. Ya iba tarde por el atasco en la ciudad, así que tardaría más. Veo una multa… oh my gosh! Dentro del coche había una nota que decía: EL PARQUÍMETRO ESTÁ ROTO Y NO ACEPTA TARJETAS, COMO TODOS LOS DE LA ZONA. Si ya había alucinado con esa información, ojiplática me quedé con la multa correspondiente que había ignorando por completo el mensaje del ciudadano.

Viendo que no podía hacer nada, acabé por correr el riesgo de hacer mi recado rápido y que no me multasen. Cuando oh sorpresa! Ahí estaba el señor de amarillo fosforito. Me acerqué con cara de damisela en apuros y le comenté mi problema. El hombre, simpático y amable como él solo, me dio una rápida solución. Os voy a transcribir la conversación, para que luego digan que los señores de la hora no son todo amor y bondad.

Una servidora: «Hola, buenas. Estoy intentando pagar el ticket, pero está roto, no funciona para pagar con tarjeta»

SER bondadoso: «No está roto, se puede pagar con monedas»

Una servidora se planteó si no sabía hablar correcto castellano, elevó y ralentizó su tono: «ES-TA-ROTO-LO-DE-LAS-TAR-JE-TAS»

SER impasible: «Pero puede pagar con monedas»

Una servidora anonadada: «Cosa que se me antoja difícil, porque no tengo. Es más, con mi tarjeta podría sacar de un banco que no veo, pero no da monedas»

SER: «Pues tendrá que recorrerse toda la zona hasta que encuentre uno que funcione la tarjeta para pagar. Porque pagar tiene que pagar»

Una servidora intentando la táctica Aguirre, pero en amable y educada dije: «Mire, llevo prisa. Por favor, no me multe, que solo tardaré media hora»

SER frío como el hielo: «Lo siento, tiene que pagar»

Una servidora estalla: «Pues múlteme o haga lo que le salga de los cojones»

Y me dirigí rauda y veloz hacia mi cita, que ya llegaba 10 minutos tarde. Con todo y con eso, al final no pude realizar mi tarea y mi gozo en un pozo. Así que por lo menos me ahorré la multa, que por supuesto pensaría recurrir. ¿Pero esto qué es? ¿Para qué ponen dispositivos que luego no funcionan? ¿Y por qué si algo de EL AYUNTAMIENTO DE MADRID no funciona, tengo YO que buscar una solución, para que ELLOS no me multen por ello? Esto es de locos. Si se estropean, que la señora Botella llame a un arreglamaquinitasdeldemonio 24 horas. ¡No te jode!

Antes con los antiguos, sabías que sí o sí tenías que ir con monedas, porque no había otro método de pago. Pero si los nuevos ofertan esa posibilidad, no es de recibo que no funcionen. Y que si se estropean, no tengas la obligación de hacer un tour turístico por la ciudad para encontrar uno que sí lo haga. Porque a diferencia de esos seres nauseabundos que manejan la política de este país, los demás tenemos que trabajar. No sólo eso, muchos tenemos que depender de un coche que nos permita realizar esa actividad y no tenemos chófer. Nosotros tenemos que buscar aparcamiento en zona legal y pagar el parquímetro, no podemos aparcar en medio de la Gran Vía como ellos.

La señora Botella, que está puesta ahí por el Ayuntamiento, sigue cubriéndose de gloria. Después de las paradas de autobús antimendigos, los parquímetros que no funcionan y sus últimas declaraciones sobre la contaminación de la ciudad, echando la culpa a los coches diesel mientras sacan beneficio de ellos, deja claro que quiere finalizar su mandato por todo lo alto.

Me quito el sombrero, Mrs Major

MurZielaGa

Periodista, emprendedora y mamá a full time. Amante de las series y los libros en general y del suspense en particular. Fotógrafa amateur y enganchada a eso de la tinta en todas sus versiones. Cabezota, indecisa y con grandes dosis de ironía. ¿O no?

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