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Como en la ruta 66 que empezamos en el punto final, fuimos al cartel de Las Vegas al abandonar la ciudad. Una manera de decir un hastaluego a la ciudad del pecado y al estado de Nevada.

cartel

Cartel de bienvenida a Las Vegas

Hoy tocaban bastantes kilómetros y contraste de paisajes. Nuestro regreso a tierras californianas tendría lugar con una parada en el desértico Death Valley en el desierto del Mojave, donde nos esperaban casi 50 grados de calor. Con razón tiene el récord de temperatura más alta en toda la tierra. Nuestra primera parada en el Valle de la Muerte fue un mirador, donde te haces una idea de la magnitud de terreno que forma el valle así como la ausencia de vida (y agua).

No había casi gente haciendo esta visita, lo que daba un sentido mucho más tétrico al valle. Hicimos una parada en el Devil’s Golf Course, una inmensa zona de formaciones de sal que fomaban un abrupto suelo.

Devil’s Golf Course

Devil’s Golf Course

De ahí nos dirigimos al siguiente lugar a visitar: el Badwater Basin, una explanada de sal totalmente plana. Dicen que si haces un hoyo sale agua, y ciertamente había alguno hecho donde también habían dejado un huevo (no entiendo muy bien el porqué).

Badwater Basin

Badwater Basin

Con las suelas de las zapatillas casi derretidas nos subimos al coche y visitamos Artist’s Palette, una montaña que simulaba una paleta de pintor, con infinidad de colores. De camino por la carretera de Dante’s View, vimos a un grupo de asiáticos en un coche que se habían pinchado una rueda. ¡Menuda faena cambiarla con ese calor!

Artist Palette, Death Valley

Artist Palette, Death Valley

Cada punto a visitar en el Death Valley, a pesar de ser todo desierto, son muy diferentes aunque no están muy separados en la distancia. Nuestra última parada fue en las dunas Mesquite Flat Sand Dunes, una agrupación de purísima arena haciendo esas conocidas formaciones. Muy cerca de las dunas se encuentra un punto de encuentro con muchos restaurantes, un hotel y tiendas donde podréis hacer una agradable parada.

Mesquite Sand Dunes

Mesquite Sand Dunes

Salimos del Death Valley y nos pusimos en marcha para visitar el pueblo fantasma Rhyolite. Es un pueblo abandonado, más auténtico que el de Cálico (ya que no está pensado para turistas) pero con menos construcciones originales que ver. Y allí tuvo lugar una de las situaciones más curiosas del viaje: cuando estábamos abandonando el pueblo… ¡Se nos cruzó un correcaminos! Del tamaño inferior al de una gallina corría que se las pelaba como si lo persiguiese el coyote. Sí, yo también pensaba que esos bichos no existían. Pero sí, ¡y son muy graciosos! La pena es que su imagen está solo en nuestra retina, porque no nos dio tiempo a hacerle una foto.

Rhyolite, Pueblo Fantasma

Rhyolite, Pueblo Fantasma

Ahora tocaba emprender nuestro camino a el lugar donde pasaríamos la noche: Mamooth Lakes. Por el camino vimos un montón de caravanas en medio de explanadas del desiero, lo que nos transportó inevitablemente a la serie de Breaking Bad y nos preguntamos qué se estaría cocinando en las mismas…

Cuando íbamos a coger la carretera de la montaña (la que se dirige a Yosemite) había un cartel que advertía que la siguiente gasolinera estaba a ¡120 kilómetros! por lo que decidimos mirar en el GPS si había otra más cerca aunque tuviesemos que volver sobre nuestros pasos. Pero no, desde ese punto, la siguiente gasolinera estaba a esa distancia. Y nosotros teníamos el depósito con un poco menos de la mitad de gasolina. Sin tener claro si llegaríamos, ya que el contador de kilómetros del depósito que te marca el coche ponía menos, emprendimos el camino de curvas, subidas y bajadas de la montaña. Nos cruzamos en esos kilómetros tan solo con un par de coches. No había cobertura, y no parecía un gran sitio para quedarnos tirados. Intentado revolucionar el coche lo mínimo, aire acondicionado apagado y ventanillas subidas, conseguimos llegar hasta que nos faltaban 12 kilómetros. Y de repente el número que indicaba cuántos kilómetros nos quedaban de gasolina, simplemente desapareció. Los últimos kilómetros los hicimos con el corazón en un puño, ¡pero conseguimos llegar! Así que chicos, si no queréis sufrir esta experencia, aseguraos que llenáis el depósito al abandonar el Death Valley ¡Ah! y la carretera es bastante difícil, así que también recomiendo hacer el recorrido de día.

Seguimos hacia Mamooth Lakes disfrutando del paisaje y del coche como nunca. Verdes llanuras y enormes montañas por doquier. Llegamos a lo que en invierno es uno de los lugares más concurridos por sus infinitas pistas de esquí, y disfrutamos de las construcciones montañeras que trasladaban tu mente a Suiza en un instante. Hicimos el check in en el hotel y nos fuimos a cenar porque sorprendentemente ¡hay una pizzería que cierra a las 12 de la noche! Y muy ricas por cierto.

Fotos: Nikon D80 y iPhone 5 by Araceli Rodríguez ©

MurZielaGa

Periodista, emprendedora y mamá a full time. Amante de las series y los libros en general y del suspense en particular. Fotógrafa amateur y enganchada a eso de la tinta en todas sus versiones. Cabezota, indecisa y con grandes dosis de ironía. ¿O no?

2 Comments

  • Avatar Clara dice:

    Aunque vivi mas de 30 años en USA no conoci la costa oeste y estoy disfrutando el vuestro como si estuviera alli. Todos los he guardado.Keep it up and please continue putting them on your blog.
    Besitos. Clara

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