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Esta mañana fue un poco ajetreada porque teníamos que preparar todo lo necesario para llevarnos a Miyajima, ya que haríamos noche en la isla. Hoy daríamos uso a nuestra JRP ya que nos dirigíamos a Hiroshima y Miyajima.

En algunos alojamientos te dejan abandonar la noche y volver a retomar tu estancia cuando vuelvas. Mientras ellos te custodian tu equipaje en cosigna. ¡Es una opción perfecta si no queréis pagar doble noche de hotel!

Cogimos el tren bien temprano y desayunamos en sus amplias estancias. La verdad es que los trenes rápidos son muy cómdos y espaciosos, así que no se te hacen nada pesados los viajes. Ni que decir tiene que son vagones silenciosos, por lo que es un lugar perfecto para echar una cabezadita si te ha costado el madrugón.

Cuando preparamos el viaje, no me resultaba demasiado atractivo visitar Hiroshima. Los vestigios de la vergüenza de la historia no me llamaban lo suficiente, pero como era ciudad de paso hacia Miyajima decidimos visitarlo. ¡Y qué acierto! Además, faltaban menos de dos meses para que se cumpliese el 70 aniversario del día del bombardeo, por lo que la historia estaba más latente que nunca.

Hiroshima

Hiroshima

Fuimos andando desde la estación de Hiroshima hasta el Shukkeien, Jardín Botánico de Hiroshima, que resultó ser de los que más me gustaron del viaje. Un pequeño rincón de vegetación en una ciudad devastada por la bomba atómica. Su diseño con lago, puentes, y un montón de plantas de diferentes especies hacen de él una visita más que recomendable.

Shukkeien

Shukkeien. Jardín Botánico de Hiroshima.

puente_hiroshima

La siguiente visita en Hiroshima es su Castillo. En el recinto puedes ver los restos de unos cuarteles que se destruyeron con la bomba. El Castillo en sí es una recreación de lo que había antes de 1945, ya que se vio reducido a cenizas.

Castillo de Hiroshima

Castillo de Hiroshima

La primera bofetada de historia nos impactó bastante, pero nada tendría que ver al momento de ver la Cúpula de la Bomba atómica. Un edificio en ruinas pero que sobrevivió al impacto de la radiación a pesar de estar en el epicentro de la misma. Nos sentamos un rato a la sombra y de repente vimos a un superviviente de aquel fatídico momento. Un anciano demacrado, al que le costaba respirar y que era un retrato perfecto de las víctimas de la Bomba de Hiroshima.

cupula hiroshima

Cúpula de la Bomba Atómica. Hirosima.

En los aledaños había un guía que se ofrecía a contarte la historia de cómo se vivió tan tremendo momento desde sus propias carnes. Su madre estaba embarazada de él cuando cayó la bomba. Su abuelo murió a causa de enfermedades posteriores a la bomba y él nació con graves deficiencias a causa de la radiación. Una historia que te lleva de un plumazo 75 años atrás.

Paeamos por el Parque Conmemorativo de la Paz donde, como en otros lugares, había muchos colegios. En el parque se encuentra un montículo de cenizas de muertos sin identificar de la Bomba Atómica.

También se puede ver La llama de la paz, que sólo se apagará cuando no haya armamento nuclear en el mundo.

parque

Parque Memorial de la Paz. Hiroshima.

A pesar de haber visto ya muchos museos con vestigios de las guerras mundiales, nos animamos a entrar al Museo de la Paz que se abrió gracias a las donaciones de las familias con restos reales de objetos dañados por las bombas. Un paseo del horror que te hace concienciarte de lo peligroso de este armamento. Además, al final del recorrido te explican qué países poseen bombas y dónde las prueba. Sencillamente espeluznante.

parque

Parque Memorial de la Paz. Hiroshima.

Nos despedimos de la ciudad para coger un ferry a Miyajima. Con la JR puedes coger un tren a la isla y después un ferry, totalmente gratuito. Pero de eso nos enteramos después de subirnos al ferry pagando.

Antes de ir a Miyajima entérate de los horarios de las mareas para ver el Tori cubierto de agua

tori miyajima

El Tori de Miyajima. Santuario de Itsukushima.

Sobre todo si no pretendes pasar la noche en la isla. Así te asegurarás de verlo en su plenitud, o por lo contrario plantearte otra excursión.

Nada más bajarte del ferry te encuentras con una enorme calle comercial con diversos restaurantes callejeros. Especial mención se merecen unos bollitos de pan de arroz rellenos de carne estofada. ¡Nos hinchamos!

bollitos de carne

El ryokan que habíamos elegido es el Hotel Iwaso. No es un alojamiento apto para todos los bolsillos, pero vale hasta el último yen que pagas. El entorno no puede ser más maravilloso, el servicio impecable, las habitaciones impolutas y la cena y el desayuno exquisitos. Además, cuentan con onsen interior y exterior, con lo que puedes elegir donde darte un baño.

habitacion iwaso

Habitación estilo japonés, Hotel Iwaso

No tuvimos ningún problema por tener tatuajes para bañarnos en los onsen

A pesar de lo que habíamos leído, no tuve ningún problema para bañarme en los onsen con motivo de mis tatuajes (que son muchos y grandes). Ya iba con la idea de no poder probar esta maravilla japonesa, pero cuando nos acompañaron a la habitación nos comentaron los horarios de los onsen. Yo tenía claro que me había visto los tatuajes pero aún así pregunté si habría algún problema por ello. Me contestaron que ninguno, que ya era algo normal en Japón.

Al llegar a la habitación (nosotros elegimos la tradicional japonesa) comprobamos que tenía todo lujo de detalles, incluso yukatas, bolso y sandalias para ir a dar un paseo por la noche. También contaba con todo tipo de artilugio de baño.

yukata

Yo y yukata

chanclas

Nos pusimos ropa cómoda y nos fuimos a conocer la ciudad, plagada de ciervos. Visitamos el templo Senjokaku con una pagoda de cinco alturas y preciosos cuadros en el techo. Entramos también en el templo Itsukushima-jinja, el templo sobre el agua al que pertenece el Tori. Junto a él se encuentra la pagoda Tathoto-to y el templo Daiganji donde nos encontramos a mucha gente rezando.

templo

Un templo en Miyajima

bambi

Bambi en Miyajima

itsukushima

Santuario de Itsukushima.

Pagoda en Miyajima

Pagoda en Miyajima

Después de la visita cultural nos dirigimos a dar un paseo junto a la playa para hacer tiempo y que disminuyese el calor del día antes de empezar nuestro trekking hacia el monte Misen.

tori miyajima

El Tori de Miyajima. Santuario de Itsukushima.

Al monte se puede subir en teleférico, al que llegas después de diez minutos andando colina arriba. Un teléferico de impresión porque se eleva a un montón de metros del suelo y debajo tan sólo tienes miles y miles de árboles que parecen minúsculos debido a su lejanía. El teleférico te deja en un mirador donde disfrutas de unas vistas de encanto. Pero nosotros queríamos llegar hasta la cumbre, y para eso había que andar. Después elegemos bajar la montaña también sobre nuestros pies. Esto se encuadraba en una ruta de trekking, que suponen unos diez minutos bajando, 30 minutos de subida casi en vertical hasta la cumbre del monte y, yendo rápido, una hora más de bajada.

Miyajima

Miyajima

Miyajima

Miyajima

¡Acabamos sudando como pollos! Y qué mejor manera que un relajante onsen antes de la cena kaiseki que nos esperaba.

Los onsen son baños públicos calientes donde has de entrar desnudo después de lavar todo tu cuerpo en la ducha

Llegó el momento de la cena y una amable japonesa nos las sirvió con todo lujo de detalles. He de decir que no soy super fan de la cena kaiseki pero era visualmente espectacular. ¡Y los detalles y los gestos de la joven increíbles!

tori

Tori iluminado por la noche

Ya con la yukata puesta salimos a dar un paseo para ver el Tori iluminado, una delicia de la que solo puedes disfrutar si te alojas en la isla. A la vuelta ya nos habían montado el futón en el suelo ¡y a dormir en duro!

Aunque resulte perder un día al desplazarte hasta aquí me parece totalmente necesario, ¡uno de los lugares más bonitos de todo el viaje!

Fotos: Nikon D80 y iPhone 5 by Araceli Rodríguez ©

MurZielaGa

Periodista, emprendedora y mamá a full time. Amante de las series y los libros en general y del suspense en particular. Fotógrafa amateur y enganchada a eso de la tinta en todas sus versiones. Cabezota, indecisa y con grandes dosis de ironía. ¿O no?

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