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Nos despertamos bien prontito para aprovechar bien nuestro último día en el Parque Nacional de Yosemite. Nuestro primer destino: visitar las Yosemite Falls. Hicimos el trekking pertinente hasta ella y nos acercamos haciendo un poco el cabra entre las piedras.

Yosemite Falls

Yosemite Falls

Después del paseo matutino nos subimos al coche para acudir al Glacier Point (a una hora de Curry Village) para disfrutar de unas increíbles vistas del Parque. De camino paramos en la Tunnel View, donde se aprecia la profundidad de Yosemite y su increíble vegetación.

Tunnel View

Yosemite Valley desde el Tunnel View

Ya en Glacier Point reconoces perfectamente todas las cumbres famosas y que habíamos visto desde su base: El Capitán, la Half Dome, la North Dome… También se ven a la perfección las cascadas que vimos (la Yosemite y la de Vernal) y también la Nevada Falls.

Vistas desde el Glacier Point

Vistas desde el Glacier Point

Una vez reconocido el Yosemite Valley desde las alturas, nos dirigimos a otra parte del Parque famoso, interesante y totalmente diferente al resto que habíamos visto: Mariposa Grove, más conocido por albergar miles de secuoyas gigantes. El parking más cercano para comenzar el trekking estaba repleto, así que tuvimos que aparcar más abajo y cogernos el autobús público y gratuito que te deja en el inicio del trekking. Al parecer, el día siguiente era el Great Celebration Day de Yosemite, y esa era una de las razones por las que había tanta gente.

Secuoyas gigantes

Secuoyas gigantes en Mariposa Grove

La ruta de senderismo para ver las principales secuoyas es sencillo, pero si las quieres ver todas (y la famosa Fallen Wawona) se considera moderado, ya que hay bastante pendiente y unos 8 kilómetros ida y vuelta. Pero como no teníamos miedo a nada ya fuimos a por todas. No podíamos dejar escapar la oportunidad de ver todos estos increíbles árboles, y mereció la pena. He de decir que también hay un autobús que te va mostrando algunas de ellas, y te lleva al punto más lejano, que es la Fallen Secuoya (una enorme secuoya caída en la carretera) Y en medio de tanta secuoya, un alegre pájaro carpintero hacía sus labores en uno de enormes troncos.

Fallen Wawona

Fallen Wawona

Y este sería el punto de despedida de Yosemite. Nos subimos al autobús que nos dejaría de nuevo en el parking para emprender nuestra ruta para San Francisco. Y dentro del trasporte llegó el momento envidia. Una mujer hablaba con una chica diciendo que una osa y dos oseznos se les acercaron a la ventana de su alojamiento y ¡hasta le pudo hacer fotos! Qué yo vi deseando que ese móvil fuera mío. ¡Menudas criaturas más hermosas!

Nos subimos al coche con todo el calorín y teníamos comer (eran ya las 4 de la tarde) y paramos en una coqueta hamburguesería justo a la salida del Parque, en Oakhurst. Ya con las pilas cargadas, carretera y manta hacia San Francisco, disfrutando de un nuevo paisaje que nunca tiene desperdicio.

Llegamos a la ciudad a través del puente Bay Bridge, hermano del Golden Gate, pagando el peaje pertinente. Una vez entramos en la ciudad, nuestro GPS se volvió loco y tuvimos que tirar de intuición hasta que el pobre se encontró. Ya había caído la noche y conducir por las calles de San Francisco por primera vez y con poca luz ¡es toda una experiencia! Cuando alcanzas el punto superior de sus empinadísimas calles y no ves nada más que el mar al fondo, te da la impresión de lanzarte al vacío al volante. ¡Increíble!

Fotos: Nikon D80 y iPhone 5 by Araceli Rodríguez ©

MurZielaGa

Periodista, emprendedora y mamá a full time. Amante de las series y los libros en general y del suspense en particular. Fotógrafa amateur y enganchada a eso de la tinta en todas sus versiones. Cabezota, indecisa y con grandes dosis de ironía. ¿O no?

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