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Los Alpes Japoneses nos esperaban con la duda en la cabeza de si Heidi era de allí o de los Suizos… Por el queso y Clara, llegamos a la conclusión de que, a pesar de ser anime y tener Alpes, la historia se trasladó a miles de kilómetros.

Nos subimos al autobús que previamente habíamos reservado a las 8 de la mañana para, una hora más tarde, llegar a Shirakawa-go. Arropada por los Alpes que ofrecían un poco de nieve en su cumbre, Shirakawa-go presume de ser uno de los enclaves más bellos de todo Japón. La localidad es un rincón precioso, y eso lo saben los ávidos turistas que inundan sus calles a medida que va pasando el día. Por lo que mi recomendación es acudir allí cuanto antes para evitar las masas.

Es mejor visitar Shirakawa go a primera hora de la mañana, para evitar la aglomeración de personas.

Éste día prometía ser más fresco que los anteriores, así que metimos una chaqueta en nuestras mochilas para explorar el curioso paraje. En nuestros bolsillos, el billete del autobús hacia Takayama a las 12 de la mañana. En nuestra mente se dibujaba nuestra capacidad de explorar cada rincón en tres horas, y no nos equivocamos. Todo ello a paso moderado y reparando en detalles.

Dimos un tranquilo paseo por las calles de la ciudad y entramos a una de las casas Wada Ke (para entrar hay que pagar) donde se puede imaginar cómo construían estas casas hechas de madera y paja.

Shirakawago

Después de perdernos entre hogares y arrozales subimos al mirador de Shiroyama Tendobai para tener una perspectiva de la ciudad con altura. Una de las vistas más bellas del país sin duda y que merece la pena degustar con calma. Hay que esperar a que no haya nadie para fundirte con el entorno.

Shirakawago

El sol empezaba a templar y ya nos sobraba la chaqueta. Nos paramos a tomar un exquisito aperitivo hecho con carne de Hida. Si tenéis la oportunidad, buscádlos porque su sabor es perfecto para degustar las entrañas de este pueblo tracional montañés.

Shirakawago

Posteriormente entramos al museo Gassho-zukuri Minka, donde se reproducen algunas construcciones que se perdieron con el tiempo. Son recreaciones del pasado que te hace entender cómo vivían esta sociedad dedicada a la agricultura en su mayor parte.

Shirakawago

Nos subimos al autobús para llegar a Takayama otra hora más tarde.

Takayama

Un clásico de nuestro viaje, el hotel también se encontraba próximo a la estación de autobuses y de tren. A la salida de la estación te puedes hacer con un mapa de la ciudad que te ayudará a situarte (por si no has podido conseguir uno por internet antes). Hicimos el check in y nos dimos un paseo superficial por la ciudad antes de sentarnos en una coqueta terraza a comer. ¿Nuestra elección? Hamburguesas de carne de Hida. El restaurante se encontraba junto a uno de los puentes que se elevan para sortear el río de la ciudad, por lo que las vistas son inmejorables.

Takayama

Nuestro primer contacto con este tipo de carne puede ser calificado de excepcional. Una hamburguesa jugosa que acarició nuestro buche en cada bocado que ingeríamos. Pero esa noche nos esperaba una visita a Maruaki, uno de los mejores restaurantes donde probar esta carne en todo Japón.

takayama

El principal encanto de Takayama son sus concurridas calles. No os olvidéis de visitar Ichino-machi, Nino-machi y Sanno-machi. Tres típicas calles de decoración tradicional donde se suceden restaurantes que ofrecen diferentes productos de carne de hida. ¿Lo más exótico? El maravilloso sushi de Hida. Finísimas lonchas de esta espectacular carne sobre arroz apelmazado. A algunos le dan con un soplete para que se quede semi cocinada.

En las calles más conocidas de la ciudad busca el sushi de carne de hida. ¡Sencillamente espectacular!

Takayama

Takayama

La ciudad tiene muchos templos que visitar, incluso una ruta por el norte de la misma. Uno de los que más me gustó fue el Hyda Kokubon-ji con una pagoda delante. También entramos a Takayama-jinya, en el que antiguamente se reunían los gobernantes de la ciudad. Es un edificio enorme con un montón de habitaciones, entre la que destaca una sala de torturas en la que se conservan los elementos que las inducían.

Takayama

Una lluvia fina nos obligó a pasar por el hotel antes de entrar triunfales en el restaurante Maruaki. Pedimos el menú de carne de Hida que venía acompañada con vegetales y que tú mismo cocinabas en una parrilla en tu mesa. La carne estaba deliciosa y como el Kobe, nos supo a poco. Como ésta es mucho más económica (que no barata) nos pedimos un poco más para continuar con el festival cárnico. Un verdadero manjar.

La carne de Hida es muy jugosa y con mucho sabor, pero no llega al nivel del Kobe.

carne de hida

Carne de Hida

carne de hida

Carne de Hida

Fotos: Nikon D80 y iPhone 5 by Araceli Rodríguez ©

MurZielaGa

Periodista, emprendedora y mamá a full time. Amante de las series y los libros en general y del suspense en particular. Fotógrafa amateur y enganchada a eso de la tinta en todas sus versiones. Cabezota, indecisa y con grandes dosis de ironía. ¿O no?

2 Comments

  • Avatar Pumuki dice:

    Precioso post, enhorabuena!
    Una duda: Qué hicisteis con las maletas en Shirakawago? Hay taquillas en la estación de autobuses o las llevasteis en mano durante vuestra visita a la aldea?
    Gracias!

    • MurZielaGa MurZielaGa dice:

      Muchas gracias Pumuki! El lugar lo merece 😉
      En Shirakawago llegas a una especie de «estación» (que no deja de ser una casita) con taquillas. Habíamos leído que no llegasemos muy tarde para asegurarnos el hueco. Lo cierto es que cuando llegamos había sitio de sobra. Lo que sí te diría es que si viajas con mucho equipaje sí llegues a primera hora, porque hay diferentes tamaños de taquillas, pero de las grandes hay menos. Nosotros viajamos con equipaje de cabina y nos encontramos con un montón.
      Así que por si a caso a madrugar un poquito!
      Un saludo y que disfrutes de tu viaje!

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