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Suena el despertador y abro los ojos con la quietud de su prensencia. Sé que está muy cerca y las sensaciones que trasmite se perciben desde mi cama. Me alojaba junto a la catedral de Santa Maria del Fiore, más conocida como Il Duomo de Florencia. Estaba tan cerca que mientras me acurrucaba entre las sábanas podía disfrutar de la musicalidad de sus campanadas.

No había tiempo que perder. Teníamos que ponernos en marcha para disfrutar de los dos días que disponíamos en la ciudad al máximo. Salimos por el enorme portón de una vía peatonal junto a la catedral para abandonar Le Stanze del Duomo, un maravilloso B&B cuidado al detalle y con el mejor trato personal. Nuestra habitación llamada Volpaia era hermosa, totalmente reformada y con un estupendo y renovado baño estilo rústico.

Nos alegramos de ver que el día prometía despejado, a pesar de las negativas predicciones para todo el fin de semana. No sin razón, ya que el día anterior, poco antes de nuestra llegada un temporal golpeó la ciudad dejando huellas en sus calles, y algún que otro museo cerrado. Nada más pisar suelo florentino, pudimos ver montañas de granizo acumuladas a los lados de las calles. Pero como dicen, después del temporal llega la calma. Llegó y de qué manera.

No es de extrañar que el David de Miguel Ángel tenga el pelo rizado ya que la humedad era palpante, hecho que una de las trabajadoras del B&B nos confirmó como habitual por el envolvente río Arno.

Después de un desayuno continental en el restaurante Konobio, ofrencido por La Stanze Del Duomo, nos encaminamos a recoger nuestra Firenze Card. Esta tarjeta te permite entrar en 72 museos durante 72 horas por 72 euros, sin esperar colas. También te ofrece la posibilidad de utilizar el transporte público.

A pesar de que a priori no parece ninguna ganga, la amortizas en seguida. Tan solo no tener que esperar ninguna cola en una de las ciudades más turísticas del mundo, merece la pena pagar este dinero. Además, si pretendes entrar en bastantes museos, te ahorras dinero.

Nuestra primera parada, por la cercanía de donde partíamos fue La Galleria de l´Academia, donde habita uno de las personalidades más importantes de la ciudad: el David de Miguel Ángel. Antes de dirigirte a la cámara de una de las estatuas más magníficas del mundo, te encuentras con una serie de esculturas entre las que se encuentra la impresionante Rapto de las sabinas, que aprecias a la perfección el movimiento de sus personajes en escorzo.

El rapto de las Sabinas

El rapto de las Sabinas

Al cambiar de cámara una emoción invade tu cuerpo cuando tienes ante ti al David. Una enorme masa de mármol de carrara, no de muy buena calidad, de la que Miguel Ángel consiguió extraer esta maravillosa escultura. El David tiene las manos y la cabeza un poco desproporcionados, pero esto no es algo baladí, si no que se debe a que el lugar de emplazamiento iba a ser mucho más alto, con lo que desde la lejanía se vería totalmente perfecto. Aún así, es una de las esculturas más detalladamente realistas del mundo. Recomiendo fijarse en su cara desde la izquierda, donde se aprecia un gesto de fuerza y gallardía, y desde la derecha adquiere un aire más candido y amigable.

El David de Miguel Ángel

El David de Miguel Ángel

El David de Miguel Ángel

El David de Miguel Ángel

El David de Miguel Ángel

El David de Miguel Ángel

Intentando asimilar el impacto de haber caminado alrededor de la que podría ser la estatua más famosa de la historia, nos dirigimos hacia la Piazza de San Marco, que alberga una iglesia y un monasterio donde se encuentra la conocida obra de Fra Angélico «La Anunciación». Desgraciadamente se encontraba cerrada por el temporal acontecido el día anterior. Al día siguiente al ser tercer domingo de mes tampoco abriría. Hay que tener en cuenta a la hora de planificiar el viaje a Florencia que algunas iglesias cierran el 1º, 3º y 5º domingo de cada mes.

La ciudad de Florencia está plagada de templos religiosos con alguna peculiaridad que los hace importantes. A pesar de no ser ni creyente ni practicante, me gustaría destacar algo de estos magníficos ejemplos arquitectónicos: la quietud que se respira en el interior de los mismos y esa temperatura ambiente tan agradable. El bullicio de las enormes colas de personas que se agolpan en el exterior quedan reducidos a cero.

Sin duda, una de las iglesias que más me impresionó fue la de Santa Margherita dei Cerchi. Situada en un callejón junto a la casa de Dante se encuentra un pequeño y oscuro templo medieval del siglo XI, que hace que tu imaginación se dispare hacia la historia de amor del poeta. Es un lugar que hace bullir sentimientos, teniendo en cuenta que ahí fue la primera vez que Dante vio a Beatrice, su amor imposible y musa. Allí se encuentra la tumba de la mujer que inspiró a uno de los poetas italianos más talentosos de la historia.

Iglesia de Santa Margherita

Iglesia de Santa Margherita

Junto a la misma se hallan dos lugares a destacar: la casa museo de Dante y un lugar algo más pagano: un pequeño local donde venden uno de los manjares toscanos: trippa a la florentina, lo que aquí se conoce como callos aderezados con una salsa típica. Es un plato ideal para el almuerzo, ya que te lo pueden servir en un recipiente o en un delicioso panino.

Otra de las iglesias más importantes de Florencia es la Basílica de Santa Croce. En ella se encuentran los restos mortales de algunos de los personajes fundamentales del mundo del arte y la historia en general. Miguel Ángel, Maquiavelo, Dante o Galileo descansan bajo esta inmesa basílica franciscana diseñada por Arnolfo di Cambio.

Basílica de Santa Croce

Basílica de Santa Croce

Tumba de Miguel Ángel

Tumba de Miguel Ángel, basílica de Santa Croce

El recorrido arquitéctónico religioso por la ciudad es infinito. Alguna de las iglesias que no te debes perder son: la basílica de Santa María Novella, la basílica de San Lorenzo y la capilla Medicee.

Santa Maria Novella

Basílica de Santa María Novella

Basílica de San Lorenzo

Basílica de San Lorenzo

Pero evidentemente, la construcción religiosa más destacada de la ciudad es la Catedral de Santa María del Fiore, Il Duomo. Considerada uno de los tres símbolos de Italia, cuenta con una impresionante fachada de mármol rosa, blanco y verde, un altísimo Campanile y una de las obras más grandes de la historia: su fabulosa cúpula de tejas rojas diseñada por Filippo Brunelleschi. El artista innovó de sobremanera al concebir unas cúpulas exteriores e interiores de forma octogonal que se apoyan en el tambor de la catedral y no en el propio tejado. Esto permitió a los albañiles construir sin necesidad de armazón.

Santa María del Fiore

Santa María del Fiore

Santa María del Fiore

Santa María del Fiore

Vale la pena subir sus casi 500 escalones para obtener una vista panóramica de la ciudad y ver el Campanile desde arriba. El cansancio y hastío de la subida es gratamente reconfortante cuando se disfruta de una vista privilegiada desde semajante altura. Por ello mucha gente no se lo quiere perder a pesar de no estar en la mejor forma. Durante tu peregrinación hacia la cima te encuentras a ovejas descarriadas haciendo una parada para tomar aire. Lo mejor es que una mujer que llevábamos delante se paró jadeante ¡en el escalón 50!

frescos duomo

Interior del Duomo

campanile

El Campanile desde el Duomo

Custodiando a la catedral se encuentra el Baptisterio, una construcción de forma octogonal famosa por contar con tres puertas de bronce. La más conocida y elaborada: la Puerta del Paraíso. Es recomendable a entrar a este edifico para observar su increíble mosaico alojado en su cúpula.

Pero Florencia no es solo iglesias, tiene muchísimo más. Su infinidad de museos obliga a hacer una lista de preferidos si tan solo vas a pasar unos días en la ciudad. El más conocido y fundamental sería la Gallería Uffizi, donde se alojan algunas de las obras más conocidas del mundo. La Primavera y la Venus de Boticelli provocan aglomeración de turistas, así como el Doni Tondo de Miguel Ángel.

La Venus de Boticelli

La Venus de Boticelli

Galleria Ufizzi

Galleria Ufizzi

Otros de los museos recomendables son: el museo Bargello y el dell’Opera del Duomo.

Otro de los puntos fuertes de la ciudad son los palazzos. En la magnífica y concurrida Piazza de la Signoria, se encuentra el imponente Palazzo Vecchio, que podrás visitar con tu Firenze Card. En la puerta te recibe una copia de el David, una de las tantas esculturas que decoran piazza. Puedes subir a la Torre D’Arnolfo, donde disfrutarás de la grandiosidad del Duomo elevándose entre las callejuelas de Florencia.

Piazza de la Signoria

Palazzo Vecchio, Piazza de la Signoria

Piazza de la Signoria

Piazza de la Signoria

Piazza de la Signoria

Piazza de la Signoria

Vista panorámica desde el Palazzo Vecchio

Vista panorámica desde el Palazzo Vecchio

Del otro lado del río se encuentra el Palazzo Pitti, cargado de obras de arte en todas sus paredes. Pasear entre sus fastuosas habitaciones recargadas de arte, merece la pena. En su interior alberga también tesoros de la historia italiana y un Museo del Traje.

Palazzo Pitti

Palazzo Pitti

En el Palazzo se encuentran las puertas hacia los Jardines Boboli, donde te podrás perder entre su camino de cipreses y sus cientos de estatuas. Desgraciadamente, se me privó de este privilegio con motivo de la tormenta. Tendré que volver para verlo… 🙂

Otro de los jardines que llenan de verde la ciudad son los Bardini, a los pies de una colina que alberga la Piazzale de Michelangelo y la silenciosa basília de San Miniato. Desde ahí, la ciudad de Florencia descansa a tus pies. El recorrido de río Arno que divide la ciudad dibujará en tu retina una magnífica fotografía.

Para cruzar el río has de pasar por el inimitable Ponte Vecchio, lleno de joyerías que sustituyeron a unas antiguas carnicerías que daban un putrefacto ambiente a la ciudad.

Ponte Vecchio

Ponte Vecchio

joyerias

Sobre el Ponte Vecchio

Ponte Vecchio

Arte sobre el Ponte Vecchio

Pero Florencia no es sólo arte, naturaleza y arquitectura. Si eres amante de la deliciosa cocina italiana has de degustar sus platos más típicos. Desde cualquier tipo de pasta fresca, pizza, pasando por el magnífico bistec a la florentina. Nosotros descubrimos un punto interesante de restaurantes en la ciudad, en la Piazza del Mercado Centrale. Un montón de coquetas terracitas adornan la plaza atestada de puestos ambulantes por el día que dejan paso al romanticismo gastronómico nocturno. La Trattoria Da Garibardi y ZaZa fueron nuestros elegidos y son totalmente recomendables. Entre los platos que degustamos recomiendo un ratatouille de verduras con mozarella templada encima en el Da Garibardi, ¡sencillamente espectacular!

Mi estancia en Florencia después de tantos años ansiando visitarla se me antojó corta pero intensa. Creo que no quedó ningún rincón que visitar en esta maravilla de ciudad a la que me gustaría volver. Dos días magníficos de buen comer, espectaculares lugares que visitar y unos lugareños de lo más hospitalarios. Pero todo lo bueno se acaba y me despedí de Florencia para coger un tren hacia Cinque Terre y Pisa. Todavía me quedaba un día en Italia y había que aprovecharlo…

Fotos: Nikon D80 by Araceli Rodríguez ©

MurZielaGa

Periodista, emprendedora y mamá a full time. Amante de las series y los libros en general y del suspense en particular. Fotógrafa amateur y enganchada a eso de la tinta en todas sus versiones. Cabezota, indecisa y con grandes dosis de ironía. ¿O no?

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