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Después de dos maravillosos días en Florencia, nos acercamos hacia el lugar que nos vio aterrizar y que nos vería partir en 24 horas: Pisa. Pero antes de callejear por la ciudad más famosa por albergar la torre inclinada, compramos unos billetes nuevos hacia Cinque Terre, un conjunto de cinco pueblos pesqueros cada uno con su especial encanto. Cinque Terre se encuentra en la provincia de La Spezia y está reconocido como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Dejamos las maletas en la consigna de la estación de Pisa y raudos, nos subimos a un tren que nos acercaría a la costa Mediterránea. Nuestra intención era bajarnos en Riomaggiore e ir andando hacia Manarola, quizás el pueblo con más encanto de los cinco. Teníamos una mañana y queríamos pasar el día sin tener que correr de uno a otro, así que dos de ellos estaría bien para una día junto al mar. Pero al llegar, el temporal nos volvió a azotar, a pesar del sol y el calor que caía a plomo sobre nosotros. El sinuoso camino que bordea la costa, de Riomaggiore a Manarola, conocido como la Via dell’Amore, estaba cerrado por el mal tiempo de hace unos días.

Costa Mediterránea

Costa Mediterránea

Nos volvimos hacia el andén a esperar al siguiente tren que, no sé si como costumbre italiana o fruto de la casualidad, era eternamente impuntual. Un par de minutos en él y llegamos al precioso pueblo pesquero.

cinaque

Manarola

Nos recibieron un montón de casas de colores dispuestas de manera vertical desde la línea del mar hacia las montañas. Un dibujo maravilloso fruto del buen gusto de un montón de pescadores que eligieron ese lugar como futuro.

Manarola

Manarola

Subimos a lo alto para deleitarnos con las vistas de la línea de la costa, que unía Manarola con Corniglia.

Costa Mediterránea

Costa Mediterránea

Después de el empinado paseo bajo un sol de justicia y una humedad que hacía que nos sobrasen los vaqueros, maldecimos por no llevar un bañador con nosotros, ya que el agua tenía una pinta estupenda. Lo mismo debieron de pensar un montón de turistas que tomaban el sol después de haberse refescado en las cálidas aguas Mediterráneas.

Manarola

Manarola

Nosotros cambiamos el baño por una magnífica comida en una de las terrazas junto a la costa de Manarola. El menú fueron unos deliciosos espaguettis con almejas, y unos raviollis con cigalas. De postre no podíamos dejar de probar el tiramisú y mascarpone con chcolate. Eso sí, porque se habían acabado los deliciosos canolli, tan típicos en el país de la bota. Todo ello bajo la atenta mirada de una simpática camarera que que hizo nuestra estancia en la Tratorria Il Porticciolo, sencillamente genial!

Manarola

Manarola

Después del marítimo festín, nos volvimos a subir al tren para regresar a Pisa. A nuestra llegada recogimos las maletas y nos subimos al autobús, rumbo a la Piazza del Miracoli, conjunto arquitectónico en el que se localiza la famosa torre inclinada. En sus inmediaciones se hallaría nuestro hotel, así que era lo más fácil de preguntar para luego seguir buscando andando.

Nos bajamos en nuestra parada y después de esquivar un montón de puestos de souvenirs, apareció ante nosotros sin más. Sin esperarlo acaso. Por ello fue tan emocionante e impactante. La torre asomaba al fondo de una enorme explanada de verde sin avisar, nos pilló con la guardia bajada y eso nos encantó. Cargando con las maletas, no pude evitar hacer unas fotos pese a que sabía que volvería en un rato.

torre de pisa

Torre de pisa

Nuestro hotel se encontraba a 10 minutos andando del recinto, en una tranquila plaza junto a un convento y a unas cuantas terrazas de trattorias. Se llama Cuore di Pisa y no puede ser más coqueto y con detalles. Nos tocó la habitación Romeo, que daba al patio central y que sus dueños decoraron de manera que tuvieras tu pedacito de terraza particular. Ese sería un lugar ideal para desayunar antes de partir a nuestra tierra. La habitación era bastante grande con un baño totalmente reformado y espacioso. El recibimiento fue de lo más hospitalario, sus dueños muy atentos y encantadores. ¡En este bed&breakfast parece ir todo en consonancia!

cuore di pisa

B&B Cuore di Pisa

Después de asearnos un poco después de un día de tanto calor, regresamos a la Piazza dei Miracoli, para recoger las entradas para subir a la Torre de Pisa, que previamente habíamos reservado en Opapisa. Dejamos nuestras cosas en la consigna, necesario para poder subir, y entramos en la peculiar torre.

torre de pisa

Torre de Pisa

Ya en el interior, en su base, nos explicaron la historia de la torre, pensada para ser el campanario de la catedral. Durante la construcción de la misma, un desconocido autor no tuvo en cuenta los suelos arenosos de la ciudad, por su cercanía al mar, y la torre comenzó a inclinarse cuando la altura constaba de tres cuerpos en el año 1173. Un siglo más tarde se reanudaron las obras de la torre, reforzando sus cimientos y elevando la altura poco a poco y creando una ligera curva en forma de plátano.

Con el paso de los años la torre se ha ido inclinando 1mm cada año y en el año 1993 se alcanzó más de 5 grados de desviación con respecto a la vertical por lo que se decidió asegurar de nuevo la torre. Con las nuevas innovaciones, los expertos aseguran el futuro de la misma durante los próximos tres siglos.

El ascenso hacia el campanario es toda una aventura. Más de 200 escalones dispuestos en forma de caracol separan la cima del suelo. Durante tu ascenso experimentarás la inclinación de la torre ya que te vas yendo de un lado a otro como si las paredes estuviesen imantadas.

panoramica pisa

Vistas desde la Torre

En frente de la torre se encuentra la catredal, que era la más grande de Europa cuando se construyó para mostrar del dominio de Pisa sobre el Mediterráneo en el siglo XI. Un precioso edifico de mármol verde y crema que se convirtieron en prototipo de las iglesias de la Toscana. A la catedral podrás entrar con la entrada combinada que incluye también la subida a la torre.

Después de dar un paseo en las inmediaciones, hacer mil fotos de la torre y observar a los intrépidos intentar poner fotográficamente de pie la torre (entre los que me incluyo), nos fuios a callejear por la ciudad para conocerla y buscar un auténtico lugar en el que cenar.

Torre de Pisa

Mongolizando en Pisca

Pisa no es una ciudad muy grande y a pesar de no ser ni Florencia, ni Roma, tiene su encanto. El paseo por el río es tranquilo y hermoso, sobre todo si está la noche despejada y las luces iluminan el agua. Junto al Arno se encuentra el Palazzo Blu, un bonito palacio de color azul del siglo XIV.

rio arno

Río Arno en Pisa

Durante nuestro paseo unos andamios estropearon la vista, como es habital en cualquier viaje. Al igual que el Baptisterio en Florencia, el edificio elegido para restaurarse era la bella y pequeña capilla de Santa Maria della Spina, alojada junto al río.

Después de callejear entre sus enredadas y estrechas calles, encontramos un pequeño restaurante con una terraza en una estrecha calle. Después de degustar el que sería nuestra última pizza y pasta regada con vino rosado en Italia en el 2014, nos fuimos a soñar con las maravillas que habíamos disfrutado estos intensos tres días.

Atardecer en Pisa

Atardecer en Pisa

Italia es un país que tiene tantísimo qué ver y qué comer 🙂 Sus ciudades son perfectas para escapadas de fines de semana largos, aprovechando la cercanía desde nuestro país. O quizás seas de los que te gustan invertir varias semanas y conocer Italia de una tacada… Sea como sea, tienes que ir.

Fotos: Nikon D80 by Araceli Rodríguez ©

MurZielaGa

Periodista, emprendedora y mamá a full time. Amante de las series y los libros en general y del suspense en particular. Fotógrafa amateur y enganchada a eso de la tinta en todas sus versiones. Cabezota, indecisa y con grandes dosis de ironía. ¿O no?

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