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Tailandia es un país perfecto para cambiar de aires de tanto asfalto y del mundo occidental tal y como lo conocemos. Adentrarte en el mundo asiático es toda una aventura que agradecerán tus ojos y tu espíritu en general. El país ofrece multitud de paisajes diferentes que te harán disfrutar al máximo de tu estancia.

En mi caso elegí recorrer el país partiendo desde Bangkok y subiendo a Chiang Mai, haciendo paradas en medio del recorrido hacia el norte. Cuando lo preparamos desde España parecía toda una odisea por tener que coger trenes, autobuses y demás, pero cuando llegas ahí lo ves todo más fácil. Los tailandeses te lo suelen poner fácil en estaciones de tren, paradas de autobús y demás transporte para que llegues sin problema a tu destino. Otro dato muy importante a tener en cuenta es que el transporte es muy barato (como casi todo), por lo que no te supondrá un gasto excepcional disfrutar de todos los lugares que hayas elegido visitar.

El viaje comenzó con un vuelo directo Madrid-Bangkok con la compañía Thai Airways. Un vuelo muy tranquilo y el personal de a bordo excepcional. Sin duda, hasta ahora la mejor compañía en la que he volado. Son serios, atentos y te sirven todo lo que necesites sin cargo adicional.

Bangkok

Bangkok

Calles de Bangkok

Llegamos a Bangkok a primera hora de la mañana y pudimos comprobar, exhaustos, el calor y la humedad del país en nuestras propias carnes. Nos dirigimos en taxi a nuestro hotel situado en las inmediaciones de la calle Khao San (una de las más famosas y concurridas de la ciudad). Nosotros habíamos reservado todos los hoteles desde España porque no queríamos perder tiempo en buscar alojamiento a nuestra llegada. Pero no hay ningún tipo de problema en encontrar donde dormir.

Después de organizar las cosas en la habitación, comenzamos nuestra ruta en la caótica ciudad. Nada más salir a las atestadas calles de Bangkok, un lugareño se nos acercó para ofrecerse amablemente a explicarnos los lugares que no nos deberíamos perder de la ciudad. Para nuestro asombro nos dijo que era el Budda Day y que por ello varios templos estaban cerrados y que deberíamos coger una excursión organizada para otro día. Además, nos preguntó nuestra visita del día siguiente (Ayutthaya) y nos confirmó que por la festividad en la ciudad, al día siguiente no había trenes y que no habría billetes de autobús seguramente. Nuestro gozo en un pozo, toda la organización se había ido al garete por no conocer toda esa información. El lugareño nos ofreció la posibilidad de llevarnos a unos autobuses organizados para que así solucionásemos nuestro problema. Fuimos y ¡tachán! esa era la trampa. En Bangkok hay muchas personas que cobran comisión por llevar a los turistas a agencias de viajes para el timo de la estampita. Desde allí intentan venderte excursiones y hoteles con un precio elevadísimo con respecto a lo que puedes encontrar por ti mismo. Salimos de allí escopetados y comenzamos nuestra ruta de verdad.

Durante nuestro camino nos encontramos a más personajes como el lugareño anterior, pero ya nos teníamos aprendida la lección. También se agolpan en la entrada de los templos para decirte que no entres que está cerrado para no sé que extraño propósito. No lo hemos llegado a averiguar porque no les hacíamos caso. Sabíamos de antemano que no había que subirse a los ultrabaratos tuc tuc que te ofrecen un recorrido por la ciudad sin pactar exactamente la ruta. De hecho habíamos leído que recomendaban evitarlos. Al parecer puedes acabar en cualquier trastienda donde te ofrecen joyas o cualquier objeto no demasiado legal. Pero sobre los «tramposos» de las calles nadie nos había avisado. Así que aquí os dejo esta información que os puede servir de ayuda.

Después de nuestro primer contacto con los oriundos del lugar nos quedamos un poco decepcionados. Esperábamos ir al país de la eterna sonrisa, y nos encontramos extrañas triquiñuelas. Si os pasa esto, no desesperéis, solo os ocurrirá en Bangkok. En el resto de pueblos y ciudades la gente es totalmente diferente, y creo que esa es la esencia de Tailandia, sus hospitalarias y encantadoras personas que nada tienen que ver con los muchos que habitan en Bangkok.

Disfrutamos del día en la ciudad visitando el Gran  Palacio, el Barrio Chino, Khao San Road, y demás lugares de interés que destacan en todas las guías. La zona de Khao San es la que más vida tiene en la ciudad. Su infinidad de puestos tanto de comida como de ropa y demás artilugios llenarán tus ojos. Es un lugar donde te podrías entretener durante horas. Los más valientes podrán comer brochetas de todo tipo de insectos, para el resto hay deliciosos platos de noodles por tan sólo 1 euro.

En varios momentos del día nos cayeron chaparrones, que muchas veces agradecías para aliviarte del bochorno de la época monzónica en la elegimos para viajar. La lluvia no truncó nuestros planes en todo el viaje porque solía ser en algún día suelto o al final del día. Exceptuando un día de playa del que no pudimos disfrutar, el resto de nuestra estancia fue correcta.

Ayutthaya

Ayutthaya

Templos de Ayutthaya

Nuestra siguiente parada fue Ayutthaya a una hora de Bangkok. Llegamos en minibus que cogimos en una de las paradas que había en la anterior ciudad. Es una ciudad espectacular rodeada de agua y llena de templos en medio de infinidad de verde. Aprovechando nuestra visita a la ciudad acudimos a un mercado flotante (hay varios también en Bangkok) para comer en uno de los restaurantes que hay sobre el agua.

Parque Nacional de Khao Yai

Khao Yai

Parque Nacional de Khao Yai

Cuando cayó la tarde emprendimos camino hacia el Parque Nacional de Khao Yai donde habíamos contratado un trekking y alojamiento con Greenleaf. Por tan sólo 30 euros te ofrecen una habitación, una excursión por el Parque y la correspondiente comida durante el paseo. Una experiencia increíble y totalmente recomendable. Caminar agarrándote a lianas, ver todo tipo de fauna, escuchar chillar y ver a los monos gibbon y poder divisar un elefante, ¡no tiene precio! Al regresar me di cuenta que me había mordido una sanguijuela (a pesar de los calcetines protectores que te dan). Si os pasa no os preocupéis, un poco de alcohol y una tirita bien apretada y os dejará de sangrar (y no trasmiten ningún tipo de enfermedad). A mí se me cayó sola. Si no se os desengancha, preguntad al guía que va con vosotros para que os ayude.

Lopburi

Lopburi

Monos en Lopburi

Después de varios traslados en autobús y tren llegamos a Lopburi, esa peculiar ciudad donde el mono es el rey. Miles de monos caminan a sus anchas sobre las cornisas de los edificios, sobre el tendido eléctrico y ¡hasta se cuelan en las casas en busca de comida!.Si os animáis a conocer Lopburi (donde también hay magníficos templos) os recomiendo que toda la comida la llevéis bien cerrada en vuestra mochila. Porque los monos son demasiado descarados y os podéis llevar algún disgusto.

Kamphaeng Phet y Sukhotai

Kamphaeng Phet

Parque Histórico de Kamphaeng Phet

Al día siguiente llegamos a Kamphaeng Phet y visitamos su impresionante Parque Histórico. Te alquilas una bici y lo puedes recorrer sin problema. Una vez terminamos de ver este parque nos fuimos a otro, esta vez en Sukhotai. Una explanada inmensa de hierba y naturaleza muy bien cuidada con una maravillosa disposición de templos. También hicimos el recorrido en bici.

Chiang Mai

Chiang Mai

Monjes en Chiang Mai

Después de disfrutar de unas cervezas (unas Chang) en una coqueta terraza en lo alto de un edificio, nos fuimos a descansar al hotel porque al día siguiente tocaban kilómetros en autobús rumbo a Chiang Mai. En la ciudad situada al norte de Tailandia estuvimos tres días haciendo diferentes actividades. Uno lo empleamos hacer un recorrido por la ciudad, que es la que más templos tiene de todo el país. Chiang Mai es una ciudad grande preciosa llena de vida (y de turistas jovenzuelos con ganas de fiesta) rodeada de una muralla. Tiene todas las posibilidades de ocio que te ofrece una ciudad: muchos restaurantes, zonas de fiesta, un increíble y enorme mercado nocturo…

Nosotros acudimos un día a un combate de thaiboxing. No lo recomiendo en absoluto. El lugar donde se celebran los «combates» es una especie de antro con personas que te incitan a apostar, gente bebiendo alcohol y fumando. Las peleas pura pantomima. Está todo interpretado para entretener y sacar los cuartos a los turistas y, a pesar de que éramos conscientes de ello, no teníamos tiempo de ver un combate en condiciones como los que se celebran en Bangkok (por ejemplo en Lumpini)

Otro día lo empleamos en realizar un trekking en el que pudimos dar un paseo en elefante. Vas sentado en su lomo y mientras le vas dando bananas para que se vaya entreteniendo mientras tu disfrutas al máximo de la naturaleza tailandesa. Además, realizas actividades de aventura como: tirarte en tirolina, un paseo en canoa, rafting…

También visitamos una granja de orquídeas con colores impresionantes. La excursión incluía la vista a unas tribus, que es más comercial que otra cosa. La de las mujeres de cuello largo había que pagarla a parte, y por lo que había leído es todo ficción. Es una especie de miniteatro con humanos, por lo que decidimos no entrar. ¡Cada uno lo que le parezca!

Después del ajetreado día nos merecíamos un descanso y nos fuimos a dar un masaje tailandés. Dos pequeñas mujeres nos crujieron cada parte de nuestro cuerpo.

Chiang Rai

Chiang Rai

Templo Blanco de Chiang Rai

El día que nos quedaba en Chiang Mai lo empleamos en viajar a Chiang Rai para ver el espectacular Templo Blanco. El guía te cuenta la historia del templo, sobre el infierno y el cielo. Por dentro está todavía a medio acabar y alucinaréis con los dibujos que adornan sus paredes. Hay desde un astronauta hasta Doraemon.

En esa misma excursión también nos llevaron a conocer el Triángulo de Oro y pudimos pisar tierras de Laos y Myanmar. Un paseo en barca donde confluyen las fronteras de esos países. En Laos hay un inmenso mercadillo donde puedes probar diferentes bebidas alcohólicas con lagartos y serpientes dentro de la botella.

Krabi

Nuestro último destino era ¡la playa! a la que llegamos en avión mediante una aerolínea de bajo coste. Después de todo el recorrido nuestro cuerpo nos pedía descansar. Nos habían recomendado Krabi como zona para alojarnos y la verdad es que acertaron. Cogiendo una barquita en frente de nuestro hotel te llevan a la playa de Railay, una de las más hermosas que he visto en mi vida.

Maya Beach

Maya Beach, Phi Phi island

Otro día realizamos una excursión a las islas Phi Phi (donde se rodó la película La Playa de Leonardo DiCaprio) y nos pudimos dar un relajante baño en la conocida Maya Beach. Existe la opción de alojarse en la isla, pero además del elevado precio necesitábamos más días que no teníamos.

También nos llevaron a conocer la isla de Ko Tapu, más conocida como «la isla de James Bond» donde se rodó James Bond, el hombre de la pistola de oro. Durante tu paseo en barco por el mar puedes ver muchas más islas, cada cual más bella. En una de las imágenes que os adjunto se puede ver la Chicken Island, que parece un pollo.

Otra parada es en la Cueva de los Monos, un templo en la roca lleno de monos por todas partes. Como en cualquier lugar de Tailandia con la presencia de estos animales hay que tener mucho cuidado con la comida y ¡nunca subestimarlos!

Uno de los lugares más curiosos a visitar es la isla de Panyee, un poblado flotante habitado única y exclusivamente por musulmanes. Resulta llamativo ver un montón de casas sobre el agua, ahí en medio de la nada.

Krabi es un sitio muy turístico también, pero en esa época del año está bastante más tranquilo. Al parecer, en temporada alta está atestado de gente. Se puede hacer lo mismo que en el resto de las ciudades. De hecho, como ya os adelanté, un día lo tuvimos que emplear en el ocio personal debido a nuestro amigo monzón.

Después de nuestra estancia de cinco días de relax en la playa cogimos otro vuelo hacia Bangkok, donde tendríamos un día para darnos un paseo por la ciudad y hacer las compras de rigor en el mercado de falsificaciones MBK, antes de regresar a Madrid. Un día muy nostálgico ya que se te pasan por la cabeza todos los recuerdos del primer día de aventura. Y ahora en tu mente confluyen infinitud de imágenes, experiencias y sensaciones que antes no tenías. Tailandia es un verdadero paraíso del que te debes deleitar en cada paso que des, ¡os invito a conocerlo!

Fotos: Nikon D80 y iPhone 5 by Araceli Rodríguez ©

MurZielaGa

Periodista, emprendedora y mamá a full time. Amante de las series y los libros en general y del suspense en particular. Fotógrafa amateur y enganchada a eso de la tinta en todas sus versiones. Cabezota, indecisa y con grandes dosis de ironía. ¿O no?

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